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domingo, 24 de enero de 2010

Alto riesgo



Quizas el decir la verdad,
me convierta en mi propio verdugo,
en el sacrilego de mis principio,
en ese beato de mis creencias,
o en ese creyente de la deformación.

Aun asi, a pesar de mi propio yo,
en contra de mi ego, que es mi mayor enemigo,
tengo que decir, palabras de alto riesgo,
aunque de baja calidad, ante la comparación,
de esos sabios, que discurren por la vida,
y hacen seguir a tantos adeptos en este mundo.

Quizas el mayor disparate, aunque la mayor gloria,
está en crear una adicción o una fe,
un libro escrito de sueños, ilusiones y engaños,
donde hasta el más samaritano, el más errante,
el más trotamundos, caiga con su seducción.

Que duda cabe, que las palabras hieren,
que las palabras, atraen.
que nos hacen pensar, que nos hacen sentir, que nos hacen dudar.

Las palabras son armas de doble filos,
que hieren la personalidad de uno, sus sensibilidad,
hace debilitar a veces nuestras creencias,
otras nos volvemos acerrimos a ellas,
dictadores, impulsivos, fanaticos, creyentes,
reyes aunque no llegemos a principes,
soldados aunque nos de miedo la soledad.

Las palabras, son juguetes, en manos de soñadores,
manojos de flores entre poetas,
fusiles en manos de politicos,
instrumentos de sutura en manos de medicos,
vitaminas y aditivos en manos de sabios,
y elementos de destrucción masiva en manos de dictadores.

Que cabe decir,
del fondo de una palabra, de una oración,
su sabidura, su colorido, su aroma, su perspectiva,
su grado de optimismo, su grado de alcohol cuando nos hace dudar,
su lado de altura, cuando nos hace soñar.

Existen miles de utilidades, en las palabras,
sus mensajes impresos y tambien lo quen o dicen,
cada letra es una coordenada para nuestra mente,
y juntandose con otras,
crea esa locuela postura, esa acción,
ese mandato, es ilusión,
que nos hace rico a los pobres,
y a los ricos les hace lo que son.

Existen mil excusas para escribir,
cien motivos para leerlos,
para compartirlos, para quererlos,
la vida es una palabra y la muerte una oración,

Autor: Fco. Peiró

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